Penumbras históricas

Estamos en el mes de Patria. No podemos nunca olvidar todo el sacrificio que costo crear a la República Dominicana. El primero en sufrir la represión fue Juan Pablo Duarte, voz y corazón de la Independencia. Luego llegarían ríos de sangre, propiciados por los que se hicieron del poder luego de la declaración del rompimiento de la dominación haitiana.

Pero desde el 1844 los dominicanos siempre han luchado por su libertad y su independencia. Lo que es más importante, han levantado la bandera de que estamos en una república libre y soberana. Nos hemos enfrentado a las grandes potencias, y a pesar de derrotas momentáneas, se ha ratificado la libertad en esta tierra.

Pero también hemos vivido momentos en penumbras. Pedro Santana ahogó en sangre el espíritu libertario del 1844, y con los anexionistas afrancesados, llevó al país a una gran inestabilidad política, económica y social.

Cierto que de esos primeros años, y bajo las chancletas del hatero Pedro Santana, se dio paso a la primera Constitución, pero asimismo el entreguismo llevó a que años después la naciente república fuera mancillada con la anexión a España.

Bajo sangre y fuego se llegó al Grito de Capotillo, cuando se proclamó con la Restauración la que se considera segunda independencia nacional. En esta mes de la Patria y próximo al 27, es momento de reflexión sobre cómo poner fin a las grandes desigualdades que excluyen a millones de personas.

La Restauración dio paso a guerras intestinas sangrientas y desbastadoras. De la espada libertadora de Gregorio Luperón, se pasó a la barbarie de Lilis y su dictadura, y luego a gobiernos regionales y guerrillas de caudillos militares.

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En etapa moderna, el siglo 20 fue de luces y sombras. Una manifestación entre libertad y dictadura. Hoy se tiene que pensar a fondo antes de dar un paso en falso. Siempre en el devenir histórico de los dominicanos se han manifestado las sombras de la conculcación de sus derechos y la luz de la lucha por la vigencia de la democracia.

Dos intervenciones militares de los Estados Unidos dejo el siglo 20. Rafael Trujillo fue un efecto colateral de la primera intervención militar norteamericana, y Joaquín Balaguer de la segunda.

El Golpe de Estado del 1963, terminó con las masas en las calles pidiendo el retorno a la constitucionalidad sin elecciones. Las reelecciones del doctor Balaguer mantuvieron al país al borde de la navaja, y en ocasiones ese filo cerceno libertades públicas.

El mes de la Patria y el grito de independencia del 27 de febrero de 1844 deben mover a reflexión a todos los dominicanos. La paz y el progreso no pueden ser ahogados por caprichos coyunturales. Nuestra historia es de luces y sombras, sangre y libertad. Hora de reflexión, para que no lleguen los dolores de cabeza. ¡Ay!, se me acabóla tinta.